‘La canción del último sabio lacandón’, de Cole Smothers: los cantos del Balché

Este breve documental contiene mundos infinitos: los de los cantos ancestrales de Antonio Chan K’in, los de bebidas sagradas como el balché, los de posibles fines del mundo que anuncia el Koch Hich, y los del mundo que inicia cada día en la comunidad de Nahá, cuando se persevera en conservar el territorio, la cultura, la cosmovisión, el día a día en lo más profundo de selva lacandona.

En La canción del último sabio lacandón, Cole Smothers propone un viaje vasto e íntimo por la música y la selva, en la que el músico Luis Pérez-Ixoneztli  funciona como narrador y guía. Desde su interés por los cantos ancestrales llega al líder lacandón Antonio Chan K’in, pero también además reconoce su dilema: podría ser el último cantor, si no convence a su hijo de preservar la tradición.

La canción del último sabio lacandón, coproducción entre México y Estados Unidos, se traduce en las compañías  Caminante Films y Red Elephant Films. Tendrá su estreno en salas mexicanas desde el 14 de agosto de 2025. 

Platicamos con el productor Daniel Sznajderman y el coprotagonista Luis Pérez-Ixoneztli, quien abre el portal de aquellas dimensiones que flotan entre la selva, los ancestros y la leyenda de Koch Hich.

 

La canción del último sabio lacandón, dir. Cole Smothers

¿Quién es el director Cole Smothers, y cómo se interesó en esta historia de las comunidades lacandonas y la familia Chan K’in? 

Luis Pérez Ixoneztli (LPI): Cole es de Carolina del Norte. Nos conocimos hace 15 años en California; ambos vivíamos en Ventura y él estudiaba fotografía. Yo daba clases de construcción de instrumentos nativos de México, con materiales orgánicos, en escuelas primarias. Me comenzó a filmar y se publicaron pequeños videos con las clases. 

Después regresé a México, tenía un proyecto de visitar grutas y explorar las capacidades acústicas de las estalagmitas y Cole se me unió. Pensamos hacer una película sobre los lugares que influenciaron mi trabajo durante mi juventud, sobre cómo han cambiado las comunidades, si han mantenido las tradiciones o si se han perdido. 

Daniel Sznajderman (DS): La comunidad de Nahá y la vida de Antonio Chan K’in conectaban muy bien con los temas que buscábamos, representaba con mucha claridad las dificultades para mantener viva una tradición originaria; los desafíos del mundo moderno para que existan estas prácticas. La relación de Antonio con su hijo Bor nos pareció una buena representación de estos temas.

 

Esta película pudo haberse contado desde la antropología o lo místico, es interesante que la puerta de entrada para conocer a los Chan K’in sea la música. En el documental, Luis dice que la música es el vehículo para comunicarse con los dioses, pero también se vuelve el vehículo para comunicarse con las audiencias. 

LPI: Cada vez que visitaba una comunidad, era a través de la música. Sacaba las flautas, las tocaba y esto abría un portal. Me interesa investigar qué prevalece en la música de las comunidades, porque no todo es auténtico, es resultado de un mestizaje. Yo buscaba los elementos que los conectan con su pasado ancestral. 

A esta reflexión se agregan aspectos políticos y sociales, todo está conectado. Los ritos de cortar la corteza del Balché para hacer la bebida se conectan con los cantos de Antonio; las siembras y la cosecha también se acompañan de cantos. 

Los cantos que no tienen acompañamiento musical contienen un bagaje del pasado ancestral. Desde esos cantos transmiten su cosmogonía; es una tradición oral que habla de los elementos en la naturaleza. Los cantos son el vínculo que nos queda con la música ancestral. 

Todos los dirigentes de los grupos étnicos, los hombres sabios y las mujeres sabias, conducen a su comunidad a través del rezo y la devoción. Las melodías que crean con estos rezos es la canción ancestral que aún se preserva. Y esa cultura está tan arraigada que no se va a perder. Podrá abandonarse y quedar estacionada por un momento, pero va a regresar.

 

La primera parte del documental está centrada en la trayectoria de Luis Pérez-Ixoneztli como músico. Cuando parece Antonio Chan K’in, se vuelve testigo del sabio lacandón. ¿Cómo manejó esta transformación del personaje?

LPI: Soy protagonista cuando abro el portal, doy entrada a que ellos hablen de sí mismos. He ido a Huautla con los descendientes de María Sabina, me consideran parte de su familia porque participé en su última ceremonia. Y la música se convierte en una introducción para conocer gran cantidad de historias; en Huautla de Jiménez, en los Altos de Chiapas, con los curanderos yoreme; he buscado estas ceremonias de sanación, que incluyen aspectos musicales: no son carnavalescas, ni celebraciones, sino núcleos cerrados, individuales; practican sus tradiciones ancestrales y la música les ha servido.

La canción del último sabio lacandón, dir. Cole Smothers

¿Cómo fue el reto de involucrar a Antonio y a la comunidad de Nahá en el documental?

DS: Hay una historia larga de forasteros queriendo apropiarse de partes de su cultura y no siempre funciona. A veces sienten que la gente solo quiere aprovecharse. Nosotros, personalmente, desde el principio tuvimos una historia positiva con Nahá, Bor y Antonio. 

Con tiempo y paciencia pudimos conocerlos y mostrar nuestras intenciones. Ellos se dieron cuenta de que eran honestas, que teníamos un interés genuino en aprender su cultura. Todo lo hicimos con el permiso y la colaboración de la comunidad. 

LPI: Lo que hemos procurado hacer en cada comunidad que visitamos, ha sido llevarles despensas, como arroz, frijol, sal, azúcar, café, lo que sea necesario. Después, ya ganada nuestra confianza, nos piden cosas que les hacen falta, como Antonio Chan K’in, le ayudamos con un aparato para su oído, y también le mandamos una gran cantidad de baterías para que las pudiera cambiar.Así procuramos compensar nuestra presencia. 

No tratamos de descubrir las culturas mexicanas, Antonio Chan K’in antes ha salido en muchos documentales y éste es uno más, pero no uno más. El momento que nos tocó registrar de Antonio fue primordial, es cuando está por perderse la ceremonia del balché; es el enfoque del documental, que Antonio exponga los problemas que hay en Nahá. Si se pierde esa tradición, se pierde el contacto con el pasado.

Nuestra intención no es rescatar la cultura: la cultura está viva, la practican, la beben, la respiran, se alimentan con ella, pero procuramos mostrar algo que los fortalezca, cosas que han sido extraviadas en el tiempo, retornarlas para su beneficio, como fueron los talleres de construcción de instrumentos.

Yo he tomado prestado tanto de ellos, me han aportado tantas cosas a mi música, que ahora retribuimos con una película que da testimonio de sus dificultades, como un intercambio.

 

Hay dos animaciones interesantes: una para contar la historia de Luis, otra para hablar de la leyenda del Koch Hich, hacia el final de la película. ¿De quién son estas animaciones? 

DS: Fueron realizadas por un equipo de animadoras: Alexandra Castellanos, Ana Cruz, Andrea Mondragón y Sandra Medina, junto con Iván Reyes, que tienen un estudio en la Ciudad de México llamado Casiopea. Fuimos muy afortunados de trabajar con ellas, entendieron muy bien qué se tenía que hacer, son un equipo talentoso y fue un proceso muy divertido. 

Creo que de lo más divertido de la película fue trabajar con ellas y ver cómo diseñaban a Luis, al Koch Hich, a los dioses lacandones; ese proceso de explicar ideas y que después ellas las ilustren. Fue excelente.

La canción del último sabio lacandón (México, Estados Unidos, 2024). Director: Cole Smothers. Productor: Daniel Sznajderman. Productores ejecutivos: Daniel Sznajderman, Cole Smothers, Luis Pérez-Ixoneztli , Isaac Ezban, Miriam Mercado. Casas productoras: Caminante Films, Red Elephant Films. Música: Luis Pérez-Ixoneztli. Cinefotografía: Cole Smothers. Edición: Cole Smothers. Sonido: Filippo Restelli. Mezcla y edición de sonido: Leon Audio. Animación: Casiopea Estudio. Colorista: Emma Litwa-Vulcu. Productor asociado: Xochitzin Patricia Ordaz Guzmán. Distribuidor: Benuca Films.